07.04 >> 20.05.2016
L&B Gallery de Barcelona (Álaba, 58) propone los últimos trabajos de Xavi Muñoz con la exposición Landscape
El artista presenta una serie de obras cuyo horizonte se encuentra en la inserción de materiales naturales que reconstruyen un paisaje emocional. A través de dibujos, pinturas y esculturas, fundamentalmente bronces, nos adentramos en un pasaje de la intimidad donde se adivina la recreación de espacios de memoria.
El hilo conductor está representado por la presencia de elementos naturales que han sido sometidos a un proceso metafórico, relacionado con el vidrio o las ramas -sarmientos, rosales- presentes a lo largo de la exposición con una clara intención simbólica. Precisamente, devienen escultura a través de un proceso relacionado con la parte subterránea que nos constituye y que configuran el estado emocional del paisaje interior. Esta yuxtaposición entre el arte y la naturaleza con relación a su capacidad metafórica y simbólica es, en el caso del paisaje de Xavi Muñoz, una invitación para profundizar en nuestra propia identidad.
(…) Un cierto despojamiento minimalista habita en las obras que configuran Landscape. A través de una rama dorada encerrada y conservada en vidrio, nos recuerda que estamos ante un paisaje retenido en la memoria de lo terrestre
José Luis Corazón Ardura
Xavi Muñoz: el estado del alma como paisaje, 2016.
XAVI MUÑOZ (Barcelona, 1975)
Con una destacada proyección local, nacional e internacional, desarrolla desde el 2000 su trabajo artístico investigando mediante diversas disciplinas la implicación emocional por parte del público.Entre sus últimas exposiciones individuales se encuentran Butterflies dream, Galeria N2, Barcelona, (2011); In somnis, Galeria Raquel Ponce, Madrid (2011); Captura libre, La Casa Encendida, Madrid (2009); Paradise, Centro de Arte Cal Massó, Reus, Tarragona(2009); Sleepwalker, Galeria Raquel Ponce, Madrid (2009); Dream hunter, Addaya Centre d’Art Contemporani, Alaró, Mallorca (2008); La lógica del deseo, Sala Mauro Muriedas, Torrelavega, Cantabria (2007) y This I have wished to write you, Casa de las Conchas, Salamanca (2006).Entre sus exposiciones colectivas cabende stacar Null, Le Murate, Florencia, Italia (2010); Artshake, Mondo Bizarro Gallery, Roma, Italia (2010); Premi Ciutat de Palma, Casal Solleric, Palma, Mallorca (2010); Son jóvenes y maestros, Galeria N2, Barcelona (2009); Blume, Galeria Espai B (2007); Muy frágil, MAVA, Museo del Vidrio, Alcorcón (2005); Siteations / Sense in place, Niland Gallery, Sligo, Irlanda (2005); IIdentimidados, CicloInéditos, La Casa Encendida, Madrid (2002).
XAVI MUÑOZ: EL ESTADO DEL ALMA COMO PAISAJE
Por José Luis Corazón Ardura
Una de las consecuencias inmediatas de los artistas que han integrado en sus obras elementos de la naturaleza es haber convertido de manera casi alquímica la realidad en un espacio propicio a la rememoración y al distanciamiento con aquellos factores que le dotaban de ese carácter primigenio u original. Un acercamiento que definitivamente llevó a que ese espacio dejara de ser natural para devenir en una especie de paisaje emocional, como es el caso de Xavi Muñoz cuando ha dirigido su atención a las relaciones simbólicas que se establecen con elementos aparentemente naturales como el agua, la luz o el sueño integrados en sus obras, ya sea con instalaciones y obras procesuales o a través de sus pinturas, dibujos o collages, ampliando el sentido de conservación propio de la fragilidad aparente del cristal o de la luz.
Más allá de una suerte de incursión en el land art, también pervive en su trayectoria una suerte de desplazamiento donde el paisaje ha logrado integrar al artista como sujeto que se posiciona en la verticalidad propia de la ascensión. Como en el hogar, el paisaje muestra que hunde sus raíces en un espacio imaginario conectado a nuestra realidad. El uso artístico de lo natural caracteriza un trabajo que para Xavi Muñoz oscila entre lo onírico y lo procesual, creando espacios donde se propicia una indagación en el deseo mediante una yuxtaposición de elementos sacados de su contexto. Es la inserción de ramas, espinas o imágenes de flores, hasta la creación de un bestiario onírico propio donde las mariposas son más que insectos y donde los elementos naturales y artificiales recobran una apariencia fría que escondía una clave más vinculada con el espíritu de la civilización que con la apelación a la cultura.
Un cierto despojamiento minimalista habita en las obras que configuran Landscape. A través de una rama dorada encerrada y conservada en vidrio, nos recuerda que estamos ante un paisaje retenido en la memoria de lo terrestre. Es la relación con el lenguaje uno de los elementos que vehiculan la impronta que Xavi Muñoz ha dado a una naturaleza caída y muerta. Son precisamente procesos naturales que cabe identificar con una simbología del paisaje interior, como el remolino del maelström o la calaverna después de la niebla, pero también del naufragio y de la extrañeza onírica propia del deseo. En cualquier caso, a pesar de la desidia inmóvil, es más que probable que se recupere un sentido alegórico del aislamiento que conduciría del espacio del deseo al desierto. Un símbolo de doble sentido donde la altura del paisaje vinculada a la escala humana propicia, en primer lugar, la soledad del sujeto en una suerte de aislamiento que parece quedar representado en el tallo cortado y estéril. Por otra parte, la rama cortada se convierte en un elemento simbólico y mitológico que recupera su sentido como elemento indispensable para atravesar el mundo subterráneo. Como recordaba el estudio de Frazer, adentrándose en un espacio mitológico y poético, La rama dorada incidía en estos aspectos mágicos donde lo natural se convertía en una herramienta para alcanzar una mejor percepción de lo emocional. Virgilio narra en el mito de Eneas cómo debía cortar una rama dorada que le sirviera para adentrarse en el inframundo. Al final, la rama dorada constituye una suerte de símbolo de una naturaleza que ha pasado a ser otra cosa, en un espacio de intimidad fuera de la civilización o la cultura.
Fernando Pessoa escribió en El libro del desasosiego una observación irónica contradiciendo a Amiel cuando consideraba el paisaje desde el ánimo contemplativo. No se trata de que el paisaje sea un estado del alma, cuanto que “un estado del alma es el paisaje”. Resulta significativo que Xavi Muñoz incida también en la idea de volver sobre aquellos aspectos místicos –del griego myo, “yo cierro”- para comprender al sujeto y sus deseos desde la perspectiva del artificio, configurando en la exterioridad un gesto subjetivo que no revela una interioridad feliz o ingenua. Los procesos alquímicos siempre han estado conectados al simbolismo de algo más allá o más acá, pero siempre ha persistido la extrañeza en la ascensión en el conocimiento, tratando de saber cuál es nuestra propia constitución desde el plano emocional y sensitivo, otorgando un significado a menudo enigmático hasta para nosotros mismos. Se trata de encontrar en la fragilidad un espacio acotado y medido por volúmenes, alturas y pesos que anuncian la presencia de un horizonte por venir.
Esa extraña vinculación de la naturaleza con el artificio, heredada de la tradición aspiración romántica, da lugar en el caso del paisaje de Xavi Muñoz a una naturaleza que depende de nuestras emociones y a una realidad que no dudó en convertirse en una naturaleza inventada donde se podían personificar los procesos que afectaban a la memoria y a la reflexión, simbolizados en el humilde oro filosófico. Si hay un ejemplo de unión de esta aspiración alquímica es precisamente la conversión del conocimiento en un dorado luminoso como prueba de la temporalidad que nos acucia.
José Luis Corazón Ardura